¿Qué cambia en la Iglesia después del Sínodo de la Sinodalidad? Poco después del final de la segunda y última asamblea general celebrada en Roma, Xiskya Valladares, madre sinodal, directora de Estrategia e Innovación del CESAG, única representante de Baleares en esta asamblea mundial de la Iglesia, «la sinodalidad ha llegado para no marcharse. Es un proceso que no tiene marcha atrás» y que transformará profundamente, en el futuro, las estructuras de la Iglesia católica y su forma de actuar en el mundo.
Valladares destacó cinco conceptos básicos de gran potencial transformador. Primero, «la obligatoriedad de la transparencia en todas las estructuras de la Iglesia», mucho más allá del tema económico, «desde las parroquias a obispos». Segundo, la propuesta de introducción «del pueblo de Dios, de representantes de los laicos, en los procesos de seleccción de los futuros obispos». Tercero, la apuesta por una mayor presencia de laicos y mujeres en puestos de responsabilidad, «una corresponsabilidad». Cuarto, un cambio del planteamiento del concepto de autoridad en la Iglesia, «no como poder, sino como servicio». Quinto, el reconocimiento de la importancia de la misión y de la pastoral digital.
Xiskya Valladares, junto a Jaime Vázquez, durante la charla y coloquio celebrado en el salón de actos del CESAG
Cofundadora de iMisión, invitó a hacer una lectura detenida, con respecto a la defensa de un mayor papel para la mujer y los laicos y la Iglesia, de los apartados 60 y 77 del documento final de la Asamblea del Sínodo de la Sinodalidad. En este último punto, por ejemplo, se habla de trabajar por «un mayor acceso de los laicos y laicas a puestos de responsabilidad en las diócesis y en las instituciones eclesiásticas, incluidos seminarios, institutos y facultades de Teología».
En este documento final aprobado, «magisterio de la Iglesia, al asumirlo como propio el Papa» (no ha habido una exhortación papal, como era habitual), se señala que «no hay motivos que impidan a las mujeres asumir roles de liderazgo en la Iglesia: lo que viene del Espíritu Santo no se puede detener. La cuestión del acceso de las mujeres al ministerio diaconal también sigue abierta. Necesitamos continuar con el discernimiento en este sentido».
Por ello, argumenta Valladares, el «Sínodo no se ha acabado», ya que diez de los puntos que generaron más debate y polémica, entre ellos el tema del diaconado femenino, la acogida de los homosexuales en la Iglesia o el tema de la poligamia en África, están en manos de comisiones que profundizan en estos temas a solicitud del Papa, con julio de 2025 como fecha limite para presentar sus conclusiones.
Esta religiosa de Pureza de María señaló que el Sínodo de la Sinodalidad, «ha sido el proceso de escucha más grande de la historia de la Iglesia. También en Internet y redes sociales, con 110.000 participantes y 350.000 propuestas para la Iglesia». Proceso de escucha democratizador y que da voz a todos, pero que va más allá, porque la «sinodalidad no va por votos, sino por discernimiento, un proceso de discernimiento en común, donde al final se llega a un consenso dialogado», del que ha sido muestra el documento final.
En cuestiones como la pastoral digital o la implantación de la sinodalidad y del trabajo en red de las Iglesias, Valladares apuntó que «América Latina va muy por delante de España». Después del Sínodo, destaca que se abre un proceso «para convertir el Magisterio, en norma», lo que requerirá su tiempo y sus procesos, como relató junto a Elías Royón, sj, en este debate recogido por la revista ‘Vida Nueva‘.